
Era un 14 de agosto del año 1994. Yo era un joven que justo le había salido el vello
púbico, e
íbamos a fiestas de Burlada (más conocido como Jaén). Hicimos una parada en la puerta de un instituto, y uno de mis colegas, que en paz descanse, sacó una
chinilla de
hachís del bolsillo. se hizo un porro ante el asombro de todos, y nos lo empezó a pasar. Por probar una experiencia nueva, y vaya si lo fue, por que bailaban hasta las vallas del instituto, fumamos casi todos. Tras eso, compramos un paquete de
chester "rojo" entre 6 (hoy no nos llegaría ni
para dos horas), y comenzamos a hacernos los "mayores". Que tontos fuimos. Sin darnos cuenta, nos
estábamos aliando con el peor enemigo que nunca se haya conocido.
Los años fueron pasando, y lo que empezó como una chiquillada para parecer adultos, se convirtió en el yugo que nos ate al peor vicio que he conocido. No te reporta ningún beneficio. Es más, sólo te genera más preocupaciones, más ansiedad, más dolores de cabeza, más insomnio, y un
larguísimo etcétera, y que ni tan siquiera te coloca, que si por lo menos lo hiciese... Encima te dejas una pasta del copón, en mi caso más de 1200 euros anuales, si son comprados en estanco, que sino bastante más. El que no lo crea que haga la cuenta de lo que se deja en un vicio inútil al año.
Así que, tras 14 años fumando, el 14 de octubre, decidí que era el momento de dejarlo. No es nada fácil. Y más teniendo en cuenta que es la relación más larga que he tenido en mi vida. Acudí a la enfermera y me
dió unos parches de nicotina, por que sino el tratamiento saldría por el mismo precio que seguir fumando (en Navarra está subvencionado por

sanidad).
Al día siguiente, comencé con unas ganas terribles, convencido que ésta era la definitiva. Y así va a ser. Al cabo de tres semanas, en una noche de juerga (
Garralda),
caí en el maldito vicio. Fumaba sin parar, intentando recuperar los cigarrillos perdidos, pero no los podía recuperar. Uno tras otro, los tiraba y me encendía el siguiente. Así hasta fumar la friolera de 40 cigarrillos en menos de 6 horas. Me levante arrepentido de lo que había hecho pero era tarde. El pecado ya estaba cometido.
Hoy he vuelto a estar con la enfermera, y me ha dicho que piense en las razones que tengo para dejar de fumar, que no me deje vencer por la tentación, y eso es lo que voy a hacer. No me va a ganar esta vez. Aunque tenga que estar encerrado en casa los viernes y sábados noche una temporada; aunque la gente tenga que
oírme despotricar, lo voy a conseguir. Por mis
cojones que si. Estoy harto de depender del tabaco. De levantarme y buscar un cigarro. De ir corriendo a comprarlo al bar, o donde pueda y esté abierto. No quiero saber nada más de él. Así que si doy la vara con el tema, no me lo
tengáis en cuenta. Es mi forma de desahogar mi ansiedad.
Sólo se que desde que he dejado de fumar, ronco la mitad, duermo más y mejor, me levanto descansado y no me preocupo de si tengo tabaco para cuando me levante. Todos los que
fuméis, planteároslo algún día. El mundo es maravilloso sin toses mañaneras.