
Ya estoy de vuelta. Tras cinco intensos días de practicar mi deporte favorito, he vuelto al hogar. Han sido cinco maravillosos días en los que nos ha pasado de todo.
El primer día, nos costó dios y ayuda llegar. Después de visitar a Dina y Herzog en su Huesca natal, que por cierto, habrá que repetir en breve, me fui a recoger a dos amigos para ir a Andorra. Llegaron una hora más tarde, pero era comprensible puesto que se dejaron unas cuantas neuronas por Amsterdam. Nada más dejar la A-2, nos adentramos en la carretera de la Seu de Urgell y se nos echo la niebla encima. A 60 km hora. Total que llegamos a las 2 30 de la madrugada al hotel.
El día 3, nos levantamos a las 10, y nos fuimos a esquiar. No podíamos estar allí y perder un día de disfrute. El tiempo no acompañaba, pero eso era lo de menos. Menuda gozada. nadie en las pistas, más de un metro de nieve, fuera de pista con nieve virgen y todo para nosotros.
Comenzamos a coger confianza, y empezamos a practicar los saltos. Menudos golpes, pero sin dolor por la cantidad de nieve que había. Hay algún vídeo, pero todavía no los tengo.
Los demás días fueron parecidos, a excepción de lo de hacerse daño. El segundo día, me di un golpe contra otro tablero y al caerme me di en el hombro. Esta un poco resentido. El tercer día, en un fuera de pista, apareció una piedra de quién sabe ande, y se interpuso en mi camino. La tabla se clavó literalmente en ella, y mi rodilla hizo un quiebro extraño. También está resentida. El cuarto día fue genial. Un sol increíble, más nieve virgen caída por la noche y mucha gente simpática. Hoy, mejor ni hablar. Ayer noche salimos de juerga, y nos dieron garrafón del chungo. Nos hemos levantado con una resaca bestial. Y eso que sólo tomamos 4 cubatas. Hemos intentado esquiar, pero nos ha sido imposible. Dos bajadas, y uno echando la grava, otro cansadísimo y yo con mucho dolor en la rodilla. Así que hemos decidido recoger todo y volvernos.
Así que nada. Ya estoy aquí de vuelta.
Ahh, se me olvidaba, ya me he comprado el casco.