martes, 15 de septiembre de 2009

Una parte mas, y van cuatro

Siguiendo con el viaje a Venezuela, el tercer día que estábamos por allí, nos levantamos temprano por la mañana. Eran más o menos las seis (no se la hora por que no lleve reloj ningún día), y había amanecido, así que nos levantamos de la hamaca, y nos adentramos en la selva a hacer unas fotos. Mientras iba amaneciendo se oían los pájaros y comenzábamos a ver por donde pisábamos sin ayuda de la linterna.



Después de un rato dando vueltas y comenzar a perdernos por allí, nos dimos la vuelta para desayunar. Adrián nos preparó unas arepas, con un revuelto para coger fuerzas. Tras el desayuno, metimos todo en la barca de nuevo, y pusimos rumbo hacia otra comunidad.




Ésta era más grande que la anterior, y disponía de médico y escuela primaria para los indígenas. Estuvimos por allí un rato sacando fotos y viendo las casas y su forma de vida. Cada comunidad dispone de un generador, que se conecta hacia las 6 de la tarde y esta durante 4 horas conectado. A las 10 más o menos, se apaga la luz.
Después de la comunidad, pusimos rumbo a la comunidad en la base del cerro Autana. Nos quedaban mas de dos horas de navegación por el río. Pasamos el rato bañándonos, comiendo y bebiendo.


Hacia las tres de la tarde, llegamos al campamento situado a orillas del Orinoco, y el cielo pareció romperse. Empezó a llover como si se fuese a acabar el mundo, así que estuvimos un rato metidos en el barco esperando que parase. Cuando el cielo quiso, dejo de escupir agua sobre la comunidad. Nada más bajar, nos prepararon las hamacas con las mosquiteras en las tiendas destinadas a los turistas que hay en cada comunidad, y nos prepararon algo para comer. Al girarnos, observamos asombrados la majestuosidad del cerro Autana y la cabeza del Indio. Algún día que tenga más tiempo, os contaré la leyenda del cerro Autana, la montaña sagrada de los indios piaroas.


Después de comer, nos fuimos a dar una vuelta por el río hasta una cascada. Una vez allí, nos dijo uno de los indios, a ver si queríamos tirarnos por la cascada. No nos lo pensamos dos veces y nos pusimos los chalecos. Tras subir por uno de los laterales, llegamos al río y nos metimos en él. La corriente te llevaba hacia el centro de la cascada. Una caída de agua en la que te hundías y salías a flote el tiempo justo para coger aire y volver a hundirte. Los que estábamos dentro del agua, teníamos un subidón encima que no se puede explicar, pero los que estaban en la orilla, pensaban que era la última vez que nos verían. Todos salimos bien y llegamos a la orilla. Fue una experiencia increíble.


Volvimos al campamento, y teníamos la cena preparada. Era muy curioso el que mientras nosotros cenábamos, los indios de la comunidad, estaban mirando, esperando a que acabásemos para cenar ellos. Les invitamos a cenar, y no se sentaban con nosotros, hasta que conseguimos que viniese a la mesa, pero se puso en un lado. Como apartado. Como si fuese un bicho raro. Nunca supimos el por que, pero supusimos que era por que otros turistas no les gusta mezclarse con los nativos.


Tras la cena, sacamos el ron que había sobrado de la noche anterior y alrededor de una fogata, en la orilla del Orinoco, dimos buena cuenta de ella y de las cervezas que aún quedaban. A las once de la noche, nos fuimos a la hamaca.





Hasta mañana. Descansad.

6 comentarios:

Nefertiti dijo...

El ron que no falte, jajajaja, alegria pal cuerpo.
Y digo yo....esas hamacas tienen que ser un pelin incomodas ¿no?

David dijo...

El ron no puede faltar por aquellas tierras.... bueno ni por éstas tampoco, jajajajaj


Una pregunta ¿qué son las arepas?

MOÑO dijo...

El ron no me gusta, pero ya que estaba en Venezuela, me puse las botas jejeje.

Las hamacas son lo más cómodo en lo que he dormido. Mira si me gustó dormir ahi, que me he traido una para ponerla en el cuarto de estar de casa. Solo tengo que buscar un buen sitio donde anclarla.

Las arepas son unos bollos hechos con harina de maiz, y que se rellenan con carne, pollo, verduras, etc. Son buenas, pero en su justa medida.

Besos.

Enol dijo...

Joder que envídia... yo nunca iría a una aventura de esas, pero me da mucha envídia leer vuestras aventuras amigo. Un saludo.

David dijo...

A ver si tenéis un poco de tiempo y nos seguís contando aventuras en tierras venezolanas.

Las venezolanas que viste eran igual a las que salen en la tele????

Nefertiti dijo...

Y ¿los venezolanos? jajajajaja
Bueno eso mejor se lo pregunto a Pitufa.......